jueves, 26 de julio de 2007

La envidia

Más pertinaz que el odio, más intensa que los celos y antigua como el hombre. Así es la envidia, una pasión universal que nadie reconoce sentir.

Enfrentados a lo inalcanzable

Algunos psicólogos distinguen entre dos tipos de envidia: una negativa, capaz de sumirnos en una depresión o de hacernos odiar intensamente a quien envidiamos, y otra positiva o admirativa. Ésta nos empuja a esforzarnos en un intento de alcanzar el mismo éxito que el otro.

Por su aspecto los reconocerás

Tradicionalmente se ha representado esa mezcla de irritación y odio que caracteriza a quienes sienten envidia con una determinada expresión de la mirada –con los ojos entornados–.
De hecho, etimológicamente, el término procede de la palabra latina invidere, que significa “ver con malos ojos”. En algunas tradiciones, el mal de ojo, que supuestamente atrae la desgracia sobre quien lo padece, se consideraba un acto deliberado que era atribuido a la envidia. Muchos autores afirman, incluso, que existe toda una sintomatología de la envidia que permite reconocer al envidioso atendiendo a su apariencia. En el siglo XVI, el humanista Juan Luis Vives señalaba que “la envidia se traduce en grandes molestias corporales: palidez lívida, ojos hundidos, aspecto torvo y degenerado”. Hoy, los psicólogos indican que los casos de envidia aguda pueden crear ansiedad, trastornos del apetito y alteraciones del sueño.
La boca del envidioso,
según Giotto de Bondone,
está llena de serpientes.
Tres tipos de envidiosos

Los psiquiatras franceses C. André y F. Lelord distinguen tres tipos fundamentales de envidia: la depresiva, la hostil y la sana o admirativa. Los investigadores advierten, no obstante, que cualquiera de ellas raramente se da en estado puro y que la envidia a veces puede estar centrada en un individuo en concreto y no sólo en una ventaja en particular.
Envidia depresiva: se manifiesta cuando la felicidad ajena causa sufrimiento, aunque no se guarde animosidad contra quien la experimenta. Así, los pensamientos negativos van contra uno mismo por la incapacidad de ser feliz y no contra otros. Alguien afectado por ella tratará de no pensar e intentará retraerse en lo posible.
Envidia hostil: nos hace odiar al menos durante unos segundos a quien nos supera en un terreno, aunque sea un amigo. El que piensa así discurrirá algo para perjudicar al envidiado, como hablar mal de él o ponerle una zancadilla profesional. Muy raramente se traduce en una agresión directa.
Envidia admirativa: a pesar de la consternación que produce no estar a la altura del envidiado, se pretende alcanzar el mismo nivel de excelencia. Así se redoblan los esfuerzos por lograr un objetivo.
Guía rápida para superar la envidia
Tener en cuenta: Lo escrito anteriormente fue copiado textualmente de la revista Muy Interesante edición española del 2003. Si quieren la información completa solo envienme un mail con el asunto quiero información sobre envidia y se los enviare tan pronto pueda.