Basada en una experiencia propia.
Conociéndonos...
Comenzó con algo, una simple ayuda de un problema informático. Con el tiempo nos comenzamos a escribir por mail de manera esporádica hablando sobre menudencias pero se torno más personal y mail por mail el interés entre nosotros fue aumentando (con decir que fueron más de 1000 en menos de 4 meses). Hasta que en un momento empecé a sentir algo más que una armónica relación afectiva, ella (mi primer novia) estaba pensando en mi como alguien especial como alguien a quién amar. Su nombre Angélica, al principio sentí que había creado en torno a su corazón una coraza de hielo tan gruesa que pensé que nunca podría derretirla y volver a dar calor a su helado corazón. Me había comentado que había tenido experiencias anteriores las cuales le habían lastimado mucho y que por eso había construido esa coraza y perdido la fe en el amor.
Enamorándonos...
En este punto creo que es lo más fácil y rápido que puede ocurrir a dos personas que se llevan "muy bien". Es como la chispa que enciende la llamarada.
Por momentos Angélica se sentía muy sola y triste aunque era conocida y popular. Yo venía a ser alguien que llenaba ese espacio con creces además de hacerla feliz. Llegamos a hablar por teléfono más de cinco horas, el tiempo se nos pasaba con tanta velocidad que cuando terminábamos ya era de madrugada y muchas veces cerca de las 4:15 no podíamos creer como se pasaba el tiempo. Me acuerdo como empezamos hablando con tono alegre y terminando con la voz partida por el sueño. Hasta teníamos casi los mismos gustos, éramos tan cómplices en todo que realmente disfrutamos cada veloz minuto que pasaba (la relatividad del tiempo). Con ella aprendí el verdadero amor, que sensación más hermosa. Una buena mujer vale todas las penas del mundo, crear un hogar, tener hijos realmente es lo mejor que puede dar la vida. Me levantaba feliz y me acostaba feliz pensando todo el día en ella, escuchar su voz, abrazarla, besar su dulce boca hasta teníamos una química perfecta. No quiero ser grosero pero ella nunca tuvo un orgasmo con sus novios anteriores, me resulta complicado describir verla tener su primer orgasmo era como si se resistiera. Luego se hizo un poco insaciable recuerdo una frase "ahora que me diste el dulce no me lo vas a quitar" y que yo era el culpable de eso también recuerdo que estábamos en una silla y ella no me paraba de besar, yo estaba realmente cansado y hubo un momento que no lo disfrute me sentí medio violado. Habíamos estado toda la noche juntos y realmente yo no tenía más energía.
Le escribía las más dulces palabras con el corazón que luego me respondía que sintió lo que yo cuando lo leía. Era todo tan hermoso que no pensé que se convertiría es un infierno luego.
Camino a la disolución...
Ella tenía una amiga con la cual hablaban de todo y ese "todo" es lo que me empezó a molestar, no tenía problemas con que cuente algo pero ese "todo" es demasiado y cuando le empezó a poner ideas raras en la cabeza todo comenzó a teñirse de un gris oscuro. Pienso que en el fondo la amiga en cuestión quería atraerla hacía su mundo de fracasos, tuvo un grado de culpabilidad en la ruptura. Angélica empezó a cambiar siempre en un tono de sospecha, sin esa dulzura en la voz, empezó a estar demasiado pendiente de mi, a idealizar, exigir y hacer planes de vivir juntos además de los llamados, que le escribiera más le decía que no todos los días (ya estaba medio fastidiado) y con el correr de los días empezaba a empeorar todo y más cuando se fue de vacaciones (con su amiga). Quería que disfrute mucho sus vacaciones (en Bariloche) así que empecé a escribirle solo lo justo para que no pierda el tiempo en revisar el correo ó el mensajero. Error cuando llegó ni me escribió, no me avisó y no me contestaba. Cuando al fin logre hablar con ella empezó con reproches de todo tipo, me equivoque en la manera de replicárselo como todo novato cometí errores groseros hay cosas que no se dicen y principalmente las que pueden lastimarla y de idiota se las dije. Hasta el día de hoy me arrepiento tanto como en la manera que al final me hice patear. El amor se iba muriendo en ambas partes, no cumplía con sus exigencias y empecé a ser apático. Hasta que luego de un tiempo encontré una excusa tonta para cortarle en plena charla telefónica, llamó varias veces pero hice oídos sordos. Con el tiempo entendí lo que perdí y cuando quise regresar me resulto imposible, ya no le importaba ni un poco me decía que haga mi vida que la deje de joder (por decirlo de alguna manera).
Hay muchas situaciones dolorosas que obvie para no recordarlas y que ayudaron para matar tanto amor del que solo quedan recuerdos.
Con el tiempo me entero que murió la hermana y ¿quién se tuvo que enterarse viéndola? justamente Angélica, la hermana estaba en un sillón recostada y no recuerdo si la quiso despertar pero ella fue la que se dio cuenta. Es la última persona del mundo que se merecería tanto espanto...
Todavía tiene ese corazón tan dulce que tenía, pero ahora en una coraza más dura y más fría.
Para terminar dejo un poema de Jorge Luís Borges que resume la sensación de ausencia que a dejado su partida:
Ausencia
Habré de levantar la vasta vida
que aún ahora es tu espejo:
cada mañana habré de reconstruirla.
Desde que te alejaste,
cuántos lugares se han tornado vanos
y sin sentido, iguales
a luces en el día.
Tardes que fueron nicho de tu imagen,
músicas en que siempre me aguardabas,
palabras de aquel tiempo,
yo tendré que quebrarlas con mis manos.
¿En qué hondonada esconderé mi alma
para que no vea tu ausencia
que como un sol terrible, sin ocaso,
brilla definitiva y despiadada?
Tu ausencia me rodea
como la cuerda a la garganta,
el mar al que se hunde.
Habré de levantar la vasta vida
que aún ahora es tu espejo:
cada mañana habré de reconstruirla.
Desde que te alejaste,
cuántos lugares se han tornado vanos
y sin sentido, iguales
a luces en el día.
Tardes que fueron nicho de tu imagen,
músicas en que siempre me aguardabas,
palabras de aquel tiempo,
yo tendré que quebrarlas con mis manos.
¿En qué hondonada esconderé mi alma
para que no vea tu ausencia
que como un sol terrible, sin ocaso,
brilla definitiva y despiadada?
Tu ausencia me rodea
como la cuerda a la garganta,
el mar al que se hunde.
Nota: No esperes a que vuelvan a amarte una vez que ya lo a dejado de hacer. Nunca vi que suceda.