De la nota "Envidia y dinero: un cocktail explosivo" Por Nicolás Litvinoff.
Conclusión:
"La envidia es mil veces más terrible que el hambre, porque es hambre espiritual".
(Miguel de Unamuno)
Usted, que está leyendo esta nota ¿alguna vez ha sentido envidia? Yo, por mi parte, la he sentido muchas veces, como cualquier otro ser humano, y no hay que avergonzarse por ello: la grandeza está en tomar el nacimiento de esa emoción en nuestro interior como una oportunidad para mirar dentro y cuestionarnos qué estamos haciendo. El deseo de igualar a aquellos que tienen algo que deseamos no es de por sí nocivo ni destructor, siempre y cuando estimule un mayor esfuerzo y creatividad al servicio de lo que queremos lograr, y no desemboque en críticas, ofensas, difamación, agresiones, rivalidad o venganza. También es importante pensar, antes de tomar decisiones de gasto o consumo, si nacen de una necesidad o deseo genuino o son, por el contrario, motivadas por la envida que produce que otro tenga y yo no.
La envidia como una emoción saludable nos puede ayudar a convertirnos en mejores personas porque cuando nos sentimos inadecuados al compararnos con otros, es el momento de aceptarlo y transformar esa emoción negativa en algo saludable, buscando la superación personal, canalizando la energía en materializar objetivos en vez de atacar a aquél que está donde nosotros queremos llegar.
Otras frases de la misma nota:
"Siempre supe que si esperaba lo suficiente, vendría alguien y me envidiaría. Siempre me digo que debo tener paciencia, que tarde o temprano se pasará por aquí algún envidioso".
(Kurt Vonnegut)
Conclusión:
"La envidia es mil veces más terrible que el hambre, porque es hambre espiritual".
(Miguel de Unamuno)
Usted, que está leyendo esta nota ¿alguna vez ha sentido envidia? Yo, por mi parte, la he sentido muchas veces, como cualquier otro ser humano, y no hay que avergonzarse por ello: la grandeza está en tomar el nacimiento de esa emoción en nuestro interior como una oportunidad para mirar dentro y cuestionarnos qué estamos haciendo. El deseo de igualar a aquellos que tienen algo que deseamos no es de por sí nocivo ni destructor, siempre y cuando estimule un mayor esfuerzo y creatividad al servicio de lo que queremos lograr, y no desemboque en críticas, ofensas, difamación, agresiones, rivalidad o venganza. También es importante pensar, antes de tomar decisiones de gasto o consumo, si nacen de una necesidad o deseo genuino o son, por el contrario, motivadas por la envida que produce que otro tenga y yo no.
La envidia como una emoción saludable nos puede ayudar a convertirnos en mejores personas porque cuando nos sentimos inadecuados al compararnos con otros, es el momento de aceptarlo y transformar esa emoción negativa en algo saludable, buscando la superación personal, canalizando la energía en materializar objetivos en vez de atacar a aquél que está donde nosotros queremos llegar.
Otras frases de la misma nota:
"Siempre supe que si esperaba lo suficiente, vendría alguien y me envidiaría. Siempre me digo que debo tener paciencia, que tarde o temprano se pasará por aquí algún envidioso".
(Kurt Vonnegut)
"Eso de que el dinero no da la felicidad son voces que hacen correr los ricos para que no los envidien demasiado los pobres".
(Jacinto Benavente)
Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1530642-envidia-y-dinero-un-cocktail-explosivo
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