Feliz de poder verla pero triste a la salida. Estuvo muy consiente, comió un poco de casi todo lo que había pero no los sándwiches de miga ya que el enfermero no pudo ponerle las prótesis dentales. Le llevé de regalo un bebito negro del que le gusta pero no lo deje allá por las dudas de que desaparezca. Y es caro.
Nota: el lunes vuelvo a visitarla y veo que tan bueno es un geriátrico de la zona.
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